Nos sentamos frente a la Notre Dame y allí nos comimos nuestras crepas. pero esta vez eran de chocolate de kinder sorpresa y plátano.
Julio Verne nos invitó a su CASA. Era bien bonita. Tenía hartos sillones y fotografías de él y su esposa. Estaban medios locos eso sí. Hacían barcos que volaban y les gustaba andar en elefante, meterse por los volcanes, llegar a la luna.
uno no hace de esas cosas acá en Chile...