Fue en nuestra visita fugaz a Coutances, esperando el tren que nos llevaría al Monte. Corría un viento de los mil demonios cuando un trío de francesas me preguntaron algo que no entendí. Yo les respondí Je ne parle pas le francais y se rieron. Supongo que les pareció gracioso o me entendieron cualquier otra cosa.
Sí, corría bastante viento ese día. Los carteles hacían ruido al moverse de un lado a otro. Aún así la Abuela 4 sacó de paseo al perro por la calle. El viento se le metió por debajo del abrigo y le levantó la falda. Agarró con fuerza la correa en un intento de mantenerse firme.
Se la llevó el viento como un muñeco de trapo, con perrito incluido. Volaron por el cielo dando vueltas en círculo antes de quedar enredados en las ramas de un árbol.
Te extraño
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